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Filosofía el arte y oficio de pensar

 


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La filosofía como el oficio de pensar

profesor Federico Yampa

Para entender el mundo de la filosofía, es útil emplear analogías que nos permitan comprender su esencia de manera más palpable. Tomamos el oficio de la carpintería y partimos de estas preguntas: ¿Que hace el carpintero cuando trabaja de carpintero? y su equivalente, para entender la filosofia, ¿qué hace el filósofo cuando trabaja de filósofo?

 El oficio del carpintero, un oficio que a simple vista podría parecer distante de la filosofía, pero que, al explorarlo más a fondo, revela similitudes sorprendentes con el trabajo del filósofo.

El carpintero, al ejercer su oficio, se enfrenta a la tarea de transformar la madera en objetos útiles o artísticos. Para lograrlo, debe primero entender la naturaleza de su material: la madera. Cada tipo de madera posee características únicas que determinan para qué puede ser mejor utilizada, cuáles herramientas son las más adecuadas para trabajarla, y qué técnicas se deben aplicar para alcanzar el resultado deseado. Así, el carpintero selecciona sus herramientas —martillos, sierras, cepillos— con el propósito de moldear la madera, respetando sus propiedades, pero transformándola en algo nuevo y valioso.

Ahora, hagamos un paralelo con la filosofía. El filósofo, como el carpintero, comienza su trabajo con un profundo respeto y entendimiento hacia su material: las ideas. Su tarea consiste por medio del pensar, en explorar, cuestionar y comprender la naturaleza de las ideas, los conceptos y las creencias que conforman nuestra comprensión de la realidad y de nosotros mismos. Para ello, el filósofo se vale de herramientas intelectuales tales como la lógica, el razonamiento, la argumentación, las evidencias racionales, las cuales le permiten esculpir el pensamiento humano en busca de significados más profundos, verdades universales o simplemente nuevas maneras de ver la realidad.

Al igual que el carpintero no se limita a transformar la madera sin más, sino que busca crear objetos que sean tanto útiles como estéticamente agradables, el filósofo no se conforma con entender el mundo en términos meramente teóricos o abstractos. Busca también aplicar ese entendimiento de manera que mejore nuestra forma de vivir, que nos proporcione herramientas para enfrentar cuestiones humanas, que nos inspire a vivir de manera más consciente y plena, o que simplemente nos permita apreciar la complejidad y la belleza del universo en el que habitamos.

El carpintero como el filósofo trabajan transformando la materia prima de su oficio —la madera y las ideas, respectivamente— en algo que trasciende la simple existencia de estos elementos. A través de su trabajo, ambos buscan no solo comprender y respetar la naturaleza de su material, sino también enriquecer nuestro mundo con sus creaciones. Así, la próxima vez que pensemos en la filosofía, podemos recordar al carpintero, y cómo, de manera análoga, el filósofo trabaja esculpiendo el paisaje de nuestras ideas, en un intento por descubrir y construir verdades que den forma a nuestra comprensión del mundo.

El Arte de Pensar: Una Aventura 

Pensar filosóficamente no es solo memorizar lo que dijeron grandes pensadores antes que nosotros; es apropiarnos del camino o método que los filosofos pusieron en practica para atrevernos a cuestionar, a dudar y a explorar por nosotros mismos las preguntas que definen nuestra existencia. Es aprender a cuestionarnos el mundo y a nosotros mismos desde una perspectiva crítica, preguntándonos no solo cómo son las cosas, sino cómo deberían ser.

La filosofía nos enseña a pensar por nosotros mismos, a no aceptar ideas simplemente porque sí, sino a examinarlas, a desafiarlas, y a veces, a transformarlas. En este sentido, el filósofo es como un explorador que no se conforma con seguir mapas trazados por otros, sino que se aventura en territorios desconocidos en búsqueda de nuevos entendimientos.

El territorio de la filosofía, una tierra vasta y emocionante que nos invita a embarcarnos en la aventura de pensar, algunos ejemplos:

La Caverna de Platón: Imaginen que toda su vida han vivido en una caverna, atados de tal manera que solo pueden ver una pared frente a ellos donde se proyectan sombras. Estas sombras, formadas por objetos que pasan frente a una luz detrás de ustedes, son todo lo que conocen del mundo. Un día, uno de ustedes se libera y descubre que las sombras no son la realidad, sino meras representaciones de objetos reales fuera de la caverna. Al volver y contarle a los demás, ¿le creerían? Este relato nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la realidad, el conocimiento y la importancia de cuestionar nuestras percepciones.

 

Puedes consultar una interpretación actual de la alegoria de la caverna

 El Árbol Caído en el Bosque: Si un árbol cae en un bosque y no hay nadie cerca para escucharlo, ¿hace ruido? Esta pregunta nos lleva a reflexionar sobre la existencia y la percepción. ¿Algo existe solo si es percibido? Este dilema nos introduce en la filosofía de la mente y la realidad, impulsándonos a cuestionar la relación entre nuestra conciencia y el mundo.

El Barco de Teseo: Si reemplazamos una por una las piezas de un barco hasta que ninguna de las originales queda, ¿sigue siendo el mismo barco? ¿Y si reconstruimos un barco con todas las piezas originales, es ese el barco de Teseo? Este pensamiento nos invita a considerar la identidad y el cambio, cómo definimos la esencia de algo (o alguien) a través del tiempo.

Desarrollar el oficio de pensar

Los ejemplos anteriores nos llevan a pensar, con ciertas exigencias, el pensar filosófico tiene sus propias exigencias:

Pensamiento Crítico y Reflexivo: El filósofo se dedica a pensar críticamente sobre su propia actividad, la vida, y el mundo. Esto implica una constante reflexión sobre la totalidad de la existencia y la ubicación del individuo dentro de ella. El pensamiento crítico permite al filósofo cuestionar y evaluar las concepciones del mundo y los valores predominantes en la sociedad, promoviendo una actitud de cuestionamiento constante frente a las normas establecidas.

Autoexamen y Examen de la Existencia: Inspirado en la idea socrática de que una existencia sin examen no merece la pena vivirse, el oficio del filósofo implica un profundo autoexamen y examen de la existencia humana. A diferencia de los animales, los humanos tienen la capacidad de reflexionar sobre su vida, sus acciones, y su propósito, lo cual es central para la práctica filosófica.

Pensar Libremente y Actuar en Consecuencia: El filósofo no solo piensa libremente, cuestionando las imposiciones del medio social, los prejuicios, y las ideologías dominantes, sino que también busca actuar de acuerdo con sus reflexiones y conclusiones. Este enfoque activo y deliberado hacia la vida y la toma de decisiones refleja el compromiso del filósofo con vivir de manera auténtica y coherente con sus valores y creencias.

Evitar la Participación Pasiva: El filósofo se opone a participar pasivamente en modos de pensar impuestos por el entorno social. La filosofía invita a asumir un rol activo en la formulación de las propias ideas y creencias, evitando la cobardía de eludir el estudio y la reflexión sobre los problemas filosóficos.

El oficio de pensar en la filosofía

El oficio del filósofo no se limita a un conjunto de actividades cotidianas, sino que se trata de una forma de vida dedicada al pensamiento crítico y reflexivo. El filósofo, como obrero o carpintero del pensamiento, se embarca en una búsqueda constante de la verdad, el conocimiento y la sabiduría.

¿En qué consiste entonces este oficio de pensar?

1. Cuestionamiento constante: El filósofo no acepta las cosas tal como se presentan, sino que las interroga y las pone en duda. Busca ir más allá de las apariencias para comprender la realidad en su profundidad.

2. Análisis y argumentación: El filósofo examina cuidadosamente los conceptos, ideas y argumentos, desmenuzándolos para comprender su estructura y validez. Utiliza la lógica y la razón para construir argumentos sólidos y defender sus ideas.

3. Búsqueda de la verdad: El filósofo no se conforma con las respuestas fáciles o las opiniones populares. Aspira a alcanzar un conocimiento verdadero y universal, basado en la razón y la evidencia.

4. Reflexión sobre la existencia: El filósofo se pregunta sobre el significado de la vida, la naturaleza de la realidad, la moral, la justicia y otros temas fundamentales de la existencia humana.

5. Diálogo y debate: El filósofo comparte sus ideas con otros y participa en el debate intelectual. El intercambio de ideas y perspectivas es fundamental para el avance del pensamiento.

El oficio de pensar en la filosofía no es una tarea fácil ni está exenta de dificultades. Requiere una mente abierta, curiosidad intelectual, rigor intelectual, honestidad y compromiso. Sin embargo, es una actividad profundamente gratificante que puede enriquecer nuestra vida y ayudarnos a comprender mejor el mundo que nos rodea.


Los problemas que enfrentaron algunos filósofos:

A lo largo de la historia, muchos filósofos han enfrentado diversos tipos de problemas, incluyendo la muerte, la cárcel y el exilio.

Las razones por las que los filósofos se han metido en problemas son variadas:

1. Crítica al poder: Muchos filósofos han criticado las ideas y prácticas de las autoridades políticas, religiosas o sociales de su época. Esta crítica podía ser vista como una amenaza y podía llevar a represalias.

2. Ideas controversiales: Algunos filósofos han defendido ideas que eran consideradas como heréticas o subversivas en su época. Esto podía llevar a ser condenados por herejía o a ser perseguidos por las autoridades.

3. Amenaza al status quo: Las ideas de algunos filósofos podían desafiar el orden social establecido, lo que podía generar conflictos con los grupos de poder.

4. Inconformidad social: Algunos filósofos han participado en movimientos sociales o políticos que buscaban cambios en la sociedad. Esto podía llevar a ser arrestados o incluso a ser condenados a muerte.

Ejemplos

Sócrates:

Condenado a muerte por la democracia ateniense por corromper a la juventud y no creer en los dioses del estado.

Se le acusó de ser un sofista, un maestro que cobraba por enseñar y que cuestionaba las creencias tradicionales.

Prefirió morir antes que renunciar a sus principios y creencias.

Platón:

Fundó la Academia en Atenas, la primera institución de educación superior en el mundo occidental.

Se le acusó de ser antidemocrático y de elitismo.

Se vio obligado a exiliarse de Atenas durante un tiempo.

Aristóteles:

Tutor de Alejandro Magno, el futuro rey de Macedonia.

Se le acusó de impiedad por sus ideas sobre la naturaleza de la divinidad.

Huyó de Atenas para evitar ser procesado.

Santo Tomás de Aquino:

Sus ideas fueron controversiales en su época, especialmente su defensa de la filosofía griega.

Algunos teólogos lo acusaron de ser hereje.

Sus obras fueron censuradas por la Iglesia Católica durante un tiempo.

Descartes:

Considerado el padre de la filosofía moderna.

Se le acusó de ateísmo por sus ideas sobre la naturaleza de Dios.

Huyó de Francia para evitar ser perseguido por las autoridades religiosas.

Otros filósofos que enfrentaron problemas:

Immanuel Kant: Amenazado con censura por sus ideas sobre la religión.

John Stuart Mill: Criticado por sus ideas sobre la igualdad de las mujeres.

Los problemas que enfrentaron estos filósofos nos recuerdan que la búsqueda de la verdad y el conocimiento no siempre es fácil. A menudo, implica desafiar las creencias tradicionales y el poder establecido. Sin embargo, el coraje y la determinación de estos filósofos han contribuido al progreso del pensamiento humano y a la construcción de una sociedad más libre y justa.

Es importante destacar que no todos los filósofos enfrentaron problemas en su vida. Algunos, como Epicuro, vivieron vidas tranquilas y apartadas del mundo político. Sin embargo, los ejemplos mencionados anteriormente nos muestran que la filosofía no es una actividad neutral, sino que puede tener consecuencias importantes en la vida de quienes la practican.

La valentía y el compromiso de estos filósofos son una inspiración para todos aquellos que buscan la verdad y la justicia, incluso cuando esto implica enfrentar dificultades.

Algunos ejemplos del oficio de pensar en la filosofía en la vida cotidiana:

Reflexionar sobre las noticias y la información que recibimos. ¿De dónde proviene? ¿Es confiable? ¿Qué sesgos o agendas pueden estar presentes?

Cuestionar nuestras propias creencias y valores. ¿Por qué creemos lo que creemos? ¿Hay razones para mantener estas creencias?

Analizar los argumentos que encontramos en la publicidad, la política o las redes sociales. ¿Son válidos? ¿Qué información se omite o se manipula?

Dialogar con otras personas sobre temas importantes, incluso si tenemos diferentes puntos de vista.

Leer y reflexionar sobre las ideas de los grandes filósofos del pasado y del presente.

En definitiva, el oficio de pensar en la filosofía es una invitación a la reflexión crítica, al cuestionamiento constante y a la búsqueda de la verdad. Es una forma de vida que nos permite convertirnos en ciudadanos más libres, autónomos y responsables.

Inquietud

La característica definitoria de la filosofía es su intento de persuadirte para que veas el mundo de una manera fundamentalmente diferente, generalmente más coherente que tu visión actual. Aprender filosofía no se trata simplemente de memorizar hechos; implica evaluar y reevaluar constantemente la forma en que piensas en la actualidad. Este proceso requiere un esfuerzo significativo y puede generar inquietud en la mayoría de las personas. Ambos estados, la inquietud y el esfuerzo intelectual, pueden resultar desalentdores para muchos y prefieran quedarse en la caverna.


Filosofar desde la lectura

La lectura filosófica, es una forma de trabajar filosoficamente, se distingue por ser profunda, crítica y reflexiva. Un filósofo, o alguien que se aproxima a un texto con una intención filosófica, busca no solo entender el contenido superficial del texto, sino también penetrar en las capas más profundas de significado, examinar las presuposiciones y las implicaciones de las ideas presentadas, y relacionarlas con preguntas fundamentales

Cómo Lee un Filósofo

1. Lectura Crítica: Evalúa los argumentos del texto, la solidez de su lógica, y la validez de sus evidencias. Cuestiona activamente las afirmaciones del autor y busca inconsistencias o generalizaciones apresuradas.

2. Lectura Analítica: Descompone el texto en sus componentes esenciales para entender cómo se construye el argumento y cómo se relacionan sus partes. Identifica términos clave y cómo se definen.

3. Lectura Reflexiva: Se toma el tiempo para reflexionar sobre las ideas presentadas, cómo se relacionan con otras teorías o conocimientos previos, y qué implicaciones tienen para entender el mundo.

4. Lectura Contextual: Considera el texto dentro de su contexto histórico, cultural y filosófico. Comprende cómo el momento y lugar de su creación influencian las ideas del autor.

5. Lectura Conectiva: Busca conexiones entre el texto y otros textos, ideas, o problemas filosóficos. Esto incluye la relación con obras del mismo autor, de contemporáneos o de filósofos de otras épocas.


TEXTO DE LECTURA



Responder

1.   ¿Qué distinción se hace entre la filosofía profesional o técnica y la filosofía en sentido amplio?

2. ¿Cómo puede el estudio de la filosofía técnica o profesional beneficiar a la práctica de la filosofía en sentido amplio?

3. ¿Por qué eludir el estudio de los problemas filosóficos se considera una cobardía, según el texto?

4. ¿Qué significa la afirmación de Sócrates de que una existencia sin examen no merece la pena vivirse en el contexto de este texto?

5. ¿Cuál es el rol del pensamiento crítico y la reflexión en la práctica de la filosofía, según el texto?

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